domingo, 26 de junio de 2011

Presentación bloque 4

http://www.slideshare.net/rhamxylove/luisa-4-bloque

Ensayo de la educación del periodo 1821-1910

Ensayo de la educación del periodo 1821-1910

El presente ensayo pretende abarcar un periodo bastante extenso de la historia de México que va desde las reformas hasta el porfiriato; por ser un trabajo evidentemente pedagógico abarcaremos un orden cronológico para el desarrollo del mismo, tratando de dilucidar el problema educativo, desde diferentes puntos de vista con la finalidad de demostrar las diferentes aristas del problema, guiando el análisis con las cinco líneas temáticas que son las finalidades la función social y la importancia de la educación en la niñez; los contenidos los recursos didácticos y las prácticas educativas; el pensamiento pedagógico mexicano y la constitución de la profesión docente, combinando la mirada a la historia y el desarrollo social del pueblo, mexicano sin perder de vista las condiciones del momento actual, en que el desarrolla el trabajo y estudio docente lo cual nos permite desarrollar una conciencia comprometida con la tarea de ser un maestro con profundas raíces del magisterio.
Es importante destacar que estos dos periodos son importantes en el desarrollo histórico de México porque es en la reforma donde inicia la vida independiente de México como país, es decir se gesta el carácter liberar y democrático que se verá consolidado con las ideas de la revolución de 1917.
Como se verá en el desarrollo del trabajo, los procesos  donde surgen los principios filosóficos del actual sistema educativo mexicano, por lo que se refiere a estas etapas de la educación cuando surge la profesión de maestros en la escuela normal y el gremio de los mismos, por último es de suma importancia aprovechar la oportunidad que nos brindan los profesores para la crítica y reflexión del sistema educativo, porque solo con la elaboración de ensayos aprenderemos a analizar en retrospectiva la educación en México y estaremos preparándonos dentro de la modernidad y globalización de nuestro entorno mundial.
Considerando las lecturas abarcadas en el bloque IV de la asignatura educación en el desarrollo histórico de México I, el cual abarca del periodo de 1867 a 1910 y es en esta época donde destacan grandes educadores como: Ignacio Manuel Altamirano y el maestro positivista Justo Sierra Méndez.
El maestro Altamirano de origen indígena es el modelo del intelectual del siglo XIX, un conocedor a fondo de literatura, educación, periodismo, derecho, etc. colaborador en diversos periódicos y revistas, escribía editoriales que influían en la opinión pública de su tiempo, en sus discursos exponía la coyuntura política donde afloraba a todo lo que significaba Francia y el orbe latino. Al referirnos a Altamirano debemos de pensar en un gran liberal.
Por lo que se refiere al maestro Justo Sierra fue un seguidor de las ideas conservadoras, sin embargo su influencia en la educación fue notable ya que repercutió incluso en la universidad de México, donde un auditorio lleva su nombre, demostrando con ello su influencia positivista en el siglo XIX.
Adentrándonos en las lecturas y con base a su análisis de las mismas puedo criticar que en la lectura de “Principio de la instrucción primaria gratuita, laica y obligatoria” Ignacio Manuel Altamirano nos brinda un semblante educacional desde su perspectiva, influenciado por el liberalismo francés y las profundas raíces indígenas que tenían, ello le permitió conocer y reconocer que la escuela antes que otra cosa tiene una función social para con el pueblo de México, teniendo en esta instrucción pública al único medio de encaminar a los mexicanos hacia la prosperidad, como hoy día en aquel momento podemos distinguir dos amplios grupos de familias, los ricos y los pobres, unos con todas las posibilidades de brindar a sus hijos una educación y otro grupo de pobres, donde la principal preocupación era el alimento. La gente bien acomodada se ajustaba a las ideas positivistas del maestro Justo Sierra, que atreves de Herbert Spencer decía “la ignorancia es la causa del crimen” (sierra Justo, Obras completas, Tomo VIII, 1999:52”) y sólo la educación mejorará las acciones de la gente; de ahí que le diera suma importancia a la obediencia, para adoctrinar a la gente; Ignacio Manuel Altamirano y otros intelectuales decimonónicos, pugnaron por la educación lógica gratuita y obligatoria, la cual quedaría sistematizada en la constitución de 1917 y que hoy en día nos rige.
 La práctica educativa desde la perspectiva de Altamirano debía preparar a la niñez para su superación, en eso coincide el maestro Justo Sierra quien propone que sea la educación el elemento motivador del cambio del individuo para que tienda a mejorar y por tanto aun mayor bienestar social.
El maestro Altamirano es un icono de la investigación pedagógica y científica, que a partir de la constitución del 57 experimento un gran auge. Por lo que refiere a la profesión del docente, tanto la imagen del liberal Altamirano, como la del positivista Sierra Méndez influyen evidentemente en la formación de los educadores; la educación moralizada que propone el maestro Justo Sierra, contrasta con el pensamiento liberal del maestro Altamirano. Cabe mencionar que a esta época corresponde la fundación de la normal de puebla y casi para cerrar el siglo XIX la normal de profesores de Toluca; en lo que respecta a educación superior la influencia del maestro Justo Sierra es innegable.
En la lectura “Escuela del campo” del liberal Ignacio Manuel Altamirano, encontremos importantes puntos de acuerdo a las finalidades la función social e importancia de la educación en la niñez, cabe señalar que la trascendencia que le daban a la educación de la raza indígena, para propiciar un mejor nivel de vida eran muy importante, sin embargo al no haber en aquel momento unidad del idioma, provocaba ello un déficit en la enseñanza indígena, los liberales tenían la firme convicción que sólo una mejora de instrucción les proporcionaría una mejor vida futura, de allí que algunos pensaran en la importancia de educar a la clase baja, para que accedieran a una vida mejor.
La labor de la escuela rural mexicana durante la reforma fue muy importante ya que se encuentran allí las raíces del pensamiento pedagógico, pilares como I. Manuel Altamirano, Rébsamen, Torres Quintero, el Doctor Mora, etc. Los cuales presentaban a la escuela como una institución educativa sin embargo veían a la instrucción como insuficiente.
En lo que respecta a los contenidos didácticos y prácticas educativas, cabe mencionar que el maestro domina los contenidos básicos, como eran el idioma, lectoescritura y calculo; algunas escuelas en las ciudades tenían edificios aunque descuidados equipados, en cambio en la zona rural existían escuelas precarias e incluso improvisadas con techos de teja, poca ventilación, sin luz eléctrica, ni sanitarios etc.
El maestro durante esta época fue una persona mal pagada, proclive a la obediencia de los demás líderes del pueblo: cura, alcalde etc. Como hoy día suele suceder en muchas comunidades del interior de la república o hasta capitales de estado, donde líderes magisteriales se venden con el gobierno en turno cambiando la libertad magisterial por prebendas políticas, cantidades enormes de dinero.
Existe desde su nacimiento una diferencia económica muy grande entre el maestro rural y el maestro citadino y peor aún entre el maestro bilingüe-bicultural (indígena) y el maestro capitalino. Ignacio Manuel Altamirano en la lectura “El maestro de escuela” nos menciona “si la república triunfar, la enseñanza se elevaría, mejorando la condición de las personas para ingresar a la escuela y por supuesto la suerte de los maestros” (Isidro Castillo, obras completas XVI, 1989:98), ya que en aquel momento demasiados maestros, sobretodo rurales, recibían su pago en especie (casa, comida y sustento) por el Alcalde del pueblo.
Altamirano propuso un modelo pedagógico por excelencia de esta época, expresa claramente la importa de la educación, cuando el la lectura “La escuela en 1870” dice “…la república levanta…la reforma comienza…laboriosa es la empresa… sino queremos ver ruina convertida de nuevo en baluarte en trono del fanatismo, encadenado hoy pero no muerto” (Ignacio Manuel Altamirano, Obras completas XV, Tomo I, 1989: 61) exalta su carácter liberal el rechazar a la iglesia, su afanosa tarea como escritor es innegable y va acompañado de la crítica liberal. .
La dureza de la educación colonial que logra trascender hasta la reforma e incluso se deja ver en la siguiente frase “la letra con sangre entra” (ibídem. 262) hasta nuestros días en algún nivel educativo por los que ya hemos pasado la mayoría de nosotros, seremos capaces de recordar algún maestro de Jardín de niños, Primaria, Secundaria, Preparatoria e incluso profesional, como el más claro candidato a verdugo por aquello de la letra con sangre entra; obviamente nosotros como futuros docentes sabemos que es una gran mentira acuñada por la ideología dominante, en perjuicio de las clases pobres, desposeídas y mal-educadas entendiendo por mala educación aquella que imparte el estado.
Durante el porfiriato, el cual mencionamos al inicio del presente ensayo que abarca de 1877-1910 en este periodo se lleva a cabo el Congreso Pedagógico, el 21 de Enero 1882, pretendían transformar a las generaciones, para que tuvieran vigor y conocimiento, así como las condiciones en que debe estar la escuela, su entorno y el mobiliario; el introducir el interés por la higiene escolar en su más amplia extensión durante este mismo, donde la educación positivista es la más importante, significa un paso adelante en las condiciones de salubridad y seguridad para los alumnos, porque no sólo se toma en cuenta la higiene personal del alumno, sino las condiciones generales de vivienda e instalaciones educativas que permitan la calidad de sanidad del alumno y su entorno.
La época, requiere de un punto de análisis en el aspecto educativo, ya que es en esta donde se logra la organización administrativa de la educación y se establece de manera puntual el ministerio de la educación, surgen las primeras escuelas normales, así como las asociaciones de maestros. La primera Escuela Normal del Estado de México nace en la última década de 1800, bajo el régimen porfirista, la cual se instaló en Toluca, siendo ésta la actual Escuela Normal No. 2 de Profesores; esto nos permite vincularnos con el pasado de una manera material, obviamente las prácticas educativas que se dieron en esas centenarias instituciones, formadoras de maestros fueron de corte positivista.
Por lo que respecta a las escuelas básicas es durante este periodo que se logran unificar algunos de los planes programas de estudio tanto en nivel primaria como en normal, lo cual considero que fue de gran trascendencia para la educación en México y la igualdad de oportunidades.
La profesión docente exigió la ostentación de un título o licencia para obtener un cargo de profesor, lo que contribuyó al fortalecimiento de la profesión docente y al realcé de la misma, una de las Normales más destacadas fue la de Veracruz, donde Rébsamen tendría gran influencia.
En la construcción de una historia, dada la situación económica de México si no veinte años más tarde se funda la primera escuela normal en San Luis Potosí, con lo que la educación que se impartió fue de corte positivista dando mayor importancia a la paz, orden y progreso.; la admiración de la cultura Francesa y sus ideas se trasladó a los colegios de México tanto en su estructura arquitectónica como en sus planes y programas de estudio, para comprobar lo primero podemos ver como ya se ha mencionado el edificio de la primera normal del estado de México.
Hacia 1889 Joaquín Baranda convoca a un congreso de educación que por la amplitud de niveles y asuntos obligo a un congreso en 1890, como consecuencia a ello se decretó la apertura de escuelas normales en toda la república; se propuso también como objetivo el amor a la patria y a sus instituciones y se siguió apoyando la escuela rural así como la indígena.
El gremio de maestros inicio su lucha durante esta época del porfiriato haciendo diversas peticiones como solicitar libros, ropa, jubilaciones, licencias de trabajo aumentos de salarios, mejora en la formación de maestros, se atendió la educación en las ciudades y en el campo tratando de dar respuesta a éstas peticiones aunque los mejores maestros estaban en las ciudades y los menos aventajados estaban en el campo, mediante la unificación de los ya mencionados planes y programas se pretendía también la sistematización del país bajo la idea de progreso y la paz, es por tanto una de las finalidades de la época, la unidad del sistema educativo y surge la necesidad de extender por lo menos la educación básica por todo el país.
En las ideas positivistas de orden trabajo y progreso se pensó que la educación haría que el país desarrollara un sentimiento nacionalista disminuyeran los índices de criminalidad y de miseria además de que surgiera el progreso de México.
El ya mencionado Profesor Justo Sierra Méndez, que impulso la escuela positivista en la UNAM, también es en éste mismo periodo cuando la instrucción cívica y la historia toman importancia en la educación; así mismo surge la profesión de maestros como la más valorada a pesar de los bajos salarios que se percibe, es allí donde podemos observar a vocación de ser maestro y la ética de los mismos. Es innegable la importancia que tuvo el porfiriato en el surgimiento de las normales, como escuelas formadoras de maestros, así mismo en esta época se sistematizado la formación de docentes y se consolido la profesión magisterial, como una carrera de segunda, por los bajos salarios percibidos, teniendo mayor importancia carreras como: medicina o derecho, aunado a ello el origen humilde de los profesores y esto creó en ello una conciencia de clases la cual propicio que se identificaran con las ideas revolucionarias.
Se le dio gran importancia a educación como camino único para el ascenso social, Francisco Bulnes y el positivista ortodoxo Agustín Aragón, decían que “mientras no se repartiera la tierra, se aumentaran los jornales de los campesinos, la educación sólo fomentara el conformismo social” (Bazant Milada, Los números favorecen las minorías, 1995:81) podemos darnos cuenta que la relación que hay entre la riqueza de un estado y calidad educativa es muy estrecha.
En cuanto al maestro Leopoldo Zea, éste le habla acerca del enfoque de la educación, en un supuesto plantea la importancia de la educación liberal desde la reforma, porfiriato y la revolución, destaca al liberalismo como precursor de la revolución. Como resultado de la revolución la función social que ha de cumplir el hombre nuevo ha de ser miembro de un pueblo, libre que juzga sus derechos y cumpla sus obligaciones como hombre honrado y virtuoso través del cual toda enseñanza, se transfiera a la sociedad, ya que la ignorancia obstaculiza el progreso.
La profesión docente de estos tiempos se ve favorecida por la creación de las escuelas normales, así mismo es el momento histórico en que se gestan las primeras “Organizaciones sindicales” de maestros.
La extracción humilde de la mayoría de los maestros y su estrecha vinculación con su comunidad de trabajo, los coloca al frente de la lucha revolucionaria de 1910, en las filas de Carranza, Villa o Zapata.
Es papel del maestro hasta hoy en dia a estado estrechamente vinculado con las luchas de pueblo mexicano.

Punto 8. Bloque 4 Articulo Leopoldo Zea

“UN PUEBLO CON EDUCACIÓN ES UN PUEBLO LIBRE”.
ENRIQUE RÉBSAMEN

Enrique Conrado Rébsamen nació en Kreuzlingen, Suiza, el 8 de febrero de 1857. Fue el primogénito del matrimonio formado por  Juan Ulrich Rébsamen, educador y director de la escuela normalista de esa localidad por 43 años y de Catalina Egloff, mujer de vasta instrucción, hija de un coronel y consejero gubernamental.
La formación principal de Rébsamen fue en el área de la pedagogía obteniendo diplomas de profesor de primaria y de profesor de escuelas secundarias. Además tuvo amplia preparación en comercio, en idiomas, en botánica, en geología y en paleontología. Desde su época de estudiante realizó aportaciones literarias que abarcaban diversos temas tanto científicos como culturales.
Al egresar desempeñó el puesto de director y jefe de profesores en la escuela recién fundada de la población de Lichtenfels en Alemania, durando cinco y medio años en este cargo. En ese tiempo desarrollo amistad con diversos intelectuales de la época. Uno de ellos, Carlos Von Gagern (de quien leyó el ensayó titulado “Quetzalcoatl” que lo impactó profundamente), tuvo gran influencia en la decisión de Rébsamen de venir a México.
Llegó a nuestro país para encargarse de la educación de los hijos de un comerciante en León. Después vivió en la Ciudad de México, donde entabló amistad con pensadores importantes de la época, entre ellos Ignacio Manuel Altamirano. Se dedicó a investigar diversas cuestiones de lingüística, historia y sociología, así como a escribir ensayos en un periódico capitalino. El entonces Presidente de la República, Porfirio Díaz, se interesó por el trabajo de Rébsamen y lo recomendó con el Gobernador de Veracruz, Juan de la Luz Enriquez, quien manejaba un proyecto educativo estatal de grandes alcances.
Por instrucción de este último, en 1885 Rébsamen se incorporó a la escuela modelo de Orizaba, fundada y dirigida por el alemán Enrique Laubcher. Allí creó la academia normal que indujo al gobernador a llevar a cabo la reforma educativa que ordenaba que en todas las poblaciones se crearan escuelas de distrito que estuvieran a cargo de profesores egresados de la academia. Allí también generó lo que Abraham Castellanos editaría como “Pedagogía Rébsamen”.
En 1886 el Gobernador Enríquez encargó a Rébsamen la creación de una escuela normal en Jalapa y una escuela experimental anexa, que comenzaron a funcionar al siguiente año con veinticinco estudiantes. En ella formó, con las estrategias educativas más modernas de la época, maestros que ejercieron en diferentes lugares del país, modificando la enseñanza primaria. Participó en los Congresos Nacionales de Instrucción Pública de 1889 y 1890, en los que Justo Sierra fungió como presidente y Rébsamen como vicepresidente; en ellos aportó elementos muy importantes relacionados con la organización y el funcionamiento de las escuelas.   A partir de  1891 y a petición del presidente Porfirio Díaz, Rébsamen (sin dejar la dirección de la Escuela Normal de Jalapa) comenzó a trabajar en la reorganización de la instrucción pública en diversos lugares: Oaxaca, Jalisco y Guanajuato en forma personal y en otros siete estados a través de sus discípulos, a quienes asesoraba. Para 1900 ya funcionaban en el país 45 escuelas normales.  Su trabajo sentó las bases del normalismo mexicano bajo la premisa de que, según sus palabras “…lo que caracteriza a la escuela normal es la aplicación teórico-práctica de la doctrina para formar hombres y para formar ciudadanos, siendo esta doctrina científica y práctica…”
En Guanajuato trabajó entre los años 1894 y 1900 realizando, entre otras, las siguientes acciones: fundó la Escuela Normal de León el 3 de noviembre de 1894; redactó la Ley y el Reglamento de Instrucción Primaria a nivel estatal, los que presentan como modalidad especial la creación de escuelas modelo (1895); propuso al gobierno del estado un proyecto de sistemas de medio tiempo en las escuelas del campo (1899); supervisó personalmente el desarrollo y los avances en las escuelas modelo que organizó (1900).
 En 1901 Rébsamen fue nombrado Director General de la Enseñanza Normal en el Distrito Federal por el Presidente de la República, cambiando su residencia a la capital. Su principal encomienda era reorganizar el sistema de escuelas normalistas, labor que en 1903 estaba casi lista. Sin embargo, a finales de ese año enfermó gravemente, lo que lo obligó a trasladarse a Jalapa con el fin de recuperarse. Allí falleció el 8 de abril de 1904, a consecuencia de una meningitis.
La concepción educativa de Rébsamen se apoyaba en autores de la pedagogía alemana (Herbart, Ziller, Diesterweg, Froebel y Kehr), de la francesa (Rousseau y Jacotot), de la inglesa (Spencer y Bain) y desde luego, de la pedagogía suiza (Pestalozzi y Giart). Por ello Rébsamen consideraba su doctrina ecléctica ya que manejaba las reformas y las aportaciones más trascendentales de todas las tendencias  pedagógicas. 
  Durante toda su vida Rébsamen realizó incontables publicaciones. En 1888 adaptó para México el Atlas Geográfico de Volckmar. En 1889 fundó la revista pedagógica, científica y literaria “México Intelectual”. En 1899 publicó el “Método de Escritura y Lectura”, conocido como Método Rébsamen, libro que hasta 1929 había alcanzado los cuatro millones de ejemplares vendidos. En 1900 publicó la guía para la enseñanza de la escritura y lectura en el primer año escolar.
El pensamiento de Enrique Conrado Rébsamen, si bien se ubica naturalmente en el contexto de la enseñanza normalista, tiene las condiciones de vigencia que le permiten trascender en el tiempo y en el espacio a otros campos de la pedagogía, ya que se fundamenta en principios que en términos actuales se relacionan con la calidad y la pertinencia de la educación.

CARLOS ARTURO CARRILLO GASTALDI
Mientras pueda hacer algún bien a la humanidad, me creo en la obligación de trabajar por ella, y aún cuando un sólo instante de vida me quedara, lo emplearía con gusto en el bien de la niñez.
Este generoso pensamiento pertenece a uno de los más notables y adelantados educadores nacidos en territorio veracruzano. Su trabajo como profesor y su obra escrita acerca de la educación, la escuela y el maestro, lo llevaron a ocupar un sitio preferente entre los grandes educadores de México. Este hombre fue Carlos A. Carrillo.
El niño a quien dieron el nombre de Carlos Arturo, hijo del señor josé julián Carrillo y de doña Carmen Gastaldi, nació en Córdoba, Ver., el 27 de julio de 1855; en ese momento nuestra nación vivía los efectos de la Revolución que inició en el sur del país cuando don Juan Álvarez, en marzo de 1854, proclamó el Plan de Ayutla. El triunfo de los liberales afectó la vida de la familia Carrillo, pues don José julián había servido al Partido Conservador, opuesto al Partido Liberal. Así, cuando Carlos Arturo aún no cumplía un año, la familia se trasladó a Xalapa. En esta ciudad habrían de transcurrir la infancia y la juventud de Carlos A. Carrillo.
Dentro de la familia, el niño aprendió a leer y a escribir a la edad de cinco años, gracias a la enseñanza que recibió de una tía suya. Ingresó a la escuela y, a pesar de padecer desde entonces una enfermedad bronquial, durante su educación primaria y secundaria obtuvo siempre muy altas calificaciones; sin embargo, la enfermedad lo limitó para desenvolverse como cualquier otro niño y lo hizo débil de cuerpo, retraído y quieto. Quizá por eso se entregaba por entero al estudio en los libros.

Aunque había manifestado inclinación por los estudios de medicina, a los trece años ingresó al Seminario Conciliar para estudiar la carrera de derecho. Fue tal su dedicación y aprovechamiento que cuando a mitad de la carrera presentó sus exámenes, lo hizo de manera tan brillante que quienes lo examinaron reconocieron que podía presentar exámenes para titularse de abogado, pero ni su padre ni el propio Carlos aceptaron esa posibilidad. Carlos Arturo continuó sus estudios en un colegio del estado; allí, siendo alumno, fue designado catedrático en varias materias.
Al terminar su carrera, y después de haber practicado en el Tribunal Superior de justicia, era de esperarse que Carlos A. Carrillo se titulara como licenciado en derecho; sin embargo, Carrillo nunca decidió titularse, a pesar de que, por sus cualidades, su futuro como abogado se le abría de manera muy amplia y prometedora.
Quizá sólo estudió esa carrera por complacer a su padre que era licenciado en Derecho; tal vez no era esa su vocación porque, a partir de ese momento, probablemente motivado por su experiencia como catedrático o influido por la forma en que desde niño vivió su vida escolar, decidió dedicarse por completo y para siempre a la educación de la niñez.
No, yo no comprendo al niño convertido en máquina para repetir pensamíentos ajenos, siquiera sean los más brillantes de los más insignes pensadores; el niño quiere decir alma, inteligencia, corazón y vida, vida que aspira a la luz de la verdad, como la planta a la del sol. Educar al niño no es embodegar en su cabeza frases que otro elaboró, y que para él carecen de sentido; no es vaciar en su memoria libros; es enseñarle a pensar por sí mismo, a díscurrir él mismo, a expresar su pensamiento con palabras buscadas y combinadas por él mismo también, es, en suma, ejercitar todas las fuerzas de su espíritu, darle impulso para que recorra su camino, prestar alas a su actividad para que tienda el vuelo al cielo luminoso de la verdad para la que ha nacido
Así pensaba aquel joven que abandonó las leyes para dedicarse al magisterio. Es tan claro y adelantado su pensamiento que todavía en la actualidad sigue orientando el trabajo de los maestros.
Carlos A. Carrillo se inició como maestro de niños en un colegio de Xalapa llamado instituto Pestalozzi. Allí tuvo la oportunidad de confrontar lo que sabía con la realidad de un grupo de niños; el conocimiento que obtuvo acerca de ellos y la experiencia de conducir en su educación a seres tan pequeños le produjo tanta satisfacción y entusiasmo que de ahí en adelante casi no hablaba de otra cosa. Estableció, poco tiempo después, su propio colegio en Xalapa, pero donde habría de comenzar a desarrollarse como gran educador fue en la escuela primaria que abrió en Coatepec con el nombre de Instituto Froebel.
En aquella lejana época, no había en nuestro estado de Veracruz escuelas donde se prepararan profesores; por lo tanto, el joven Carlos A. Carrillo no era maestro de profesión, pero como durante su vida de estudiante y por interés propio estudió y aprendió varios idiomas, este aprendizaje le permitió leer las obras de los grandes educadores extranjeros, y lo que aprendió en ellas, sumado a sus propias ideas, lo convirtieron en un excelente y sabio maestro.
En ese momento gobernaba la República el general Porfirio Díaz. Los gobiernos liberales le habían dado al país un gran impulso hacia la modernidad; en el campo de la educación había muchas ideas renovadoras, pero en la inmensa mayoría de las escuelas se educaba con métodos muy anticuados e ineficaces.
El maestro Carrillo combatió apasionadamente la forma en que se educaba a los niños en estas escuelas, y para difundir sus ideas renovadoras publicaba un periódico semanal al que llamó El Instructor. Meses más tarde lo sustituyó con ventaja por una revista educativa a la que tituló La Reforma de la Escuela Elemental. Ambas publicaciones fueron ampliamente reconocidas y apreciadas por el magisterio veracruzano y de todo el país.
Cuando en 1886, el gobernador del estado, general Juan de la Luz Enríquez, fundó la Escuela Normal en Xalapa, designó como director de la misma al maestro suizo don Enrique C. Rébsamen y a don Carlos A. Carrillo como catedrático.

Al poco tiempo, en reconocimiento a sus grandes méritos, el maestro Carrillo fue invitado a dirigir la escuela primaria anexa a la Escuela Normal de la Ciudad de México. Desde allí, tal como lo hizo desde que se convirtió en maestro, siguió escribiendo incansablemente acerca de muy variados temas y asuntos escolares, siempre con gran pasión por la educación y con gran amor por los niños.
Su intensa vida profesional y su padecimiento asmático fueron, poco a poco, minando su de por sí débil organismo. En la Ciudad de México, el 3 de marzo de 1893, a la edad de treinta y ocho años, el maestro don Carlos A. Carrillo Gastaldi dejó de existir. Con su muerte, México perdió a uno de sus más grandes educadores y Veracruz a uno de sus hijos más preclaros.
La labor magisterial de Carlos A. Carrillo fue constante, intensa y fructífera; su obra escrita, casi toda ella en forma de artículos periodísticos, constituye una de las más sabias y ricas aportaciones a la educación nacional y universal.
Manuel Regino Gutiérrez, nació en la ciudad de Xalapa, Veracruz, el 29 de marzo de 1852. Fueron sus padres el señor José Julián Gutiérrez y Fernández y la señora doña Damiana Ponce de León. Los primeros años de su infancia los vivió en la hacienda de Pacho. De niño tuvo como profesor de primeras letras a los distinguidos pedagogos de aquella época Manuel Castro, Juan Pérez Amador y Teodoro Kerlegand. Al concluir su educación primaria ingreso de inmediato al recién establecido Seminario Conciliar, donde fueron sus condiscípulos Salvador Díaz Mirón, Carlos A. Carrillo, Eduardo y Enrique Jiménez.
Su gran inteligencia y aplicación le hicieron alcanzar en poco tiempo el certificado para ejercer como licenciado en derecho, habiendo ocupado los siguientes cargos: Juez del Distrito de Misantla, magistrado del Tribunal Superior de Justicia y Diputado por Xalapa a la H. Legislatura local. Además de la carrera de leyes, realizó estudios de ingeniería y farmacia, graduándose años después en ambas profesiones.
También fue constante en el estudio de la física y la psicología. En los Estados Unidos se especializó en electricidad y hablaba a la perfección, además del español, inglés, francés, alemán y latín.
Se destacó como catedrático de física en el Colegio Preparatorio y en la Escuela Normal Veracruzana, fue oficial de la mesa de calculadores de la Comisión Geográfica Exploradora, miembro de la Comisión encargada del levantamiento de la Carta Geográfica del Istmo de Tehuantepec, organizador y director del Observatorio Metereológico Central del estado, director técnico del ferrocarril Xalapa-Teocelo-Huatusco-Córdoba, director de la instalación de la Planta Eléctrica de Texolo, precursor del invento de los audífonos y dictáfonos, y fue miembro de varias sociedades científicas y literarias.
En 1901 don Enrique C. Rébsamen solicitó permiso para separarse de la Escuela Normal; el gobernador del estado don Teodoro A. Dehesa, nombra director de esa Institución al Licenciado Manuel R. Gutiérrez. Durante sus funciones en este cargo le preocupó mucho el problema filosófico de la educación y el método. Sus especulaciones lo llevaron a resultados que discreparon con el concepto, que sobre el método pedagógico habían sostenido los señores Enrique C. Rébsamen y Justo Sierra en su obra la "Nueva faz de la evolución"; rechazó la pluralidad de métodos y sostuvo con enorme fuerza científica y filosófica la unidad del método. No estaba de acuerdo con la tesis que admite la existencia del método objetivo y defendió la que afirma el método subjetivo. Murió el 12 de abril de 1904
Más aún, al abordar el problema racial Leopoldo Zea lo ubica más allá de las diferencias somáticas lo cual le permite resemantizar su contenido al precisar, en referencia al lema vasconceliano “Por mi raza hablará el espíritu” de la Universidad Nacional de México: “Raza que no es raza, sino actitud de respeto para todas las expresiones de lo humano, y a partir de este respeto, la posibilidad de una Cultura de culturas y de la Nación de naciones con que soñaron nuestros mayores” [Zea, 1993: 422].

Punto 7. Bloque 4-LOS NÚMEROS FAVORECEN A LAS MINORÍAS MILADA BAZANT

LOS NÚMEROS FAVORECEN A LAS MINORÍAS
MILADA BAZANT

La educación durante el porfiriato, no logró un gran triunfo educativo para combatir el analfabetismo, ya que los logros alcanzados por los políticos, pedagogos y maestros no correspondían a los esfuerzos brindados, más bien el triunfo que lograron alcanzar se basó en cambios y métodos de enseñanza.

Es posible darnos cuenta que anteriormente durante el porfiriato los estados tenían escuelas de tercera clase, mixtas o de dos turnos, ya que los niños asistían en las mañanas y las niñas en las tardes (eran escuelas rurales), también escuelas que eran mantenidas por las haciendas, ranchos y por minas. Si existían escuelas urbanas pero la mayoría eran rurales y unitarias puesto que niños entre 6 y 13 asistían a un mismo salón de clases, enseñados por un maestro y todos tenían los mismos textos y el sueldo de los profesores realmente era muy escaso y recibían maíz para sembrar. Por ser la mayoría escuelas rurales, representaba un problema educativo para el gobierno, ya que según ellos, no era posible aprovechar las fuerzas y facultades de los campesinos si no se contaba con centros de enseñanza adecuados.

Nos damos cuenta de que a pesar de que existían escuelas rurales, mixtas y de tercera clase, el gobierno no tuvo ningún interés en escolarizar las zonas rurales, pues desde el primer congreso se había hecho hincapié de que la instrucción no siguiera siendo privilegio de los más felices, sino más bien que fuera un medio de igualdad de los distintos grupos humanos. Y este olvido hacia la educación rural, se debía a que los liberales y positivistas veían con desprecio a los indios y solo les interesaba el progreso material. La población indígena de igual manera siempre fue un obstáculo para los programas educativos, pues siempre permanecían en la polémica de que si era mejor integrarlos o educarlos en sus propios idiomas.

Más tarde se dieron cuenta que el desarrollo del país se basaba en su propia población y fue entonces, cuando se aumentó el interés por educar al indio para integrarlo a la sociedad, pero se consideraba que antes de educarlo era necesario cambiar su condición de vida.

Debido a estas condiciones, el crecimiento escolar estuvo concentrado en las zonas urbanas y esto marcaba mas las diferencias entre las ciudades y el campo, y principalmente este crecimiento y alfabetización se dio en D.F, y los estados del norte, quizás porque en él había una mayor población y a la importancia que le daban a la educación, por estar más industrializados y por el auge ferrocarrilero. Por lo contrario en los estados, principalmente en el sur la aspiración de las familias era poder mandar a los hijos a la escuela uno o dos años para que fueran instruidos aprendiendo a leer, escribir, y contar.

Con estos datos nos damos cuenta que durante el porfiriato si se logró un avance en cuanto al incremento de números de escuelas y esto solo fue principalmente en los estados mayor industrializados, sin embargo en cuanto al nivel educativo no se lograba un buen desarrollo, ya que los alumnos solo recibían una instrucción y no una educación. Y uno de los cambios más importantes en esta época fue la aparición de Justo Sierra, (reconocido como el transformador de la educación), ya que propuso que los alumnos además de recibir una instrucción deberían de ser educados haciéndolos pensar y sentir. Y con estas ideas y con el propósito de transformar la educación, se creó la Secretaría de instrucción y Educación de Bellas Artes, con lo cual se pretendió que el estado se hiciera cargo de la educación y fue entonces cuando tuvo mayor auge la educación rural y esto ocasionó el desarrollo de la educación.

Punto 6-. Bloque 4 Texto de Alvarez.El método de enseñanza en las escuelas secundarias

El método de enseñanza en las escuelas secundarias
Federico Álvarez

Pensar que se puede ser maestro por solo hecho de haber cursado materias pedagógicas es gravísimo error, las reglas pedagógicas son de muy escaso valor efectivo y que no son indispensables para lograr buen éxito, para poder ser maestro se debe dominar la materia, tener fe en la eficiencia de los métodos y procedimientos de enseñanza.
La ordenación de los conocimientos humanos conocida con el nombre de “clasificación de las ciencias” por Augusto Comte, los criterios serial o lógico, histórico y didáctico de la citada clasificación han prevalecido en la formación de los planes de estudios de nuestras escuelas secundarias. Por tal es  indispensable para todo maestro saber tanto la materia que enseña como la manera de enseñarla, aplicando los principios psicológicos sobre los cuales deben basarse la instrucción y la educación también que se tenga perfecto conocimiento del alumno en lo relativo a sus poderes mentales,  a su grado de desarrollo y  la noción perfecta de que en la adolescencia hay caracteres físicos (cierta disminución en el exceso de energía, rápido crecimiento), intelectuales(inestabilidad emocional) y morales.
El mal uso de los libros de texto era porque todo el trabajo era para el alumno y solo retenía en la memoria las nociones del texto conformándose con lo poco que se les quedaba de las lecciones orales. Sin tener un guía seguro y firme que complete la labor del maestro y le proporcione la ventaja de formarse el a habito del estudio. El método que se emplee en las escuelas secundarias debe tomar en cuenta los caracteres del desarrollo del adolescente y no dejar fuera la operación genuinamente educativa de la enseñanza.
Las formas típicas de desarrollo e instrucción son principalmente las de Bagley que son.
* Preparación de clases
 * Lección inductiva.- Se recomienda seguir los siguientes pasos elaborados por Herbart
   * Preparación debe servir para relacionar las nociones adquiridas anteriormente con las que son objeto de la lección que se da.
   * Designación del objeto capital de la lección es la conexión de lo ya conocido con lo nuevo por enseñar, haciendo concentrar la mente del alumno y rodeando de interés al nuevo punto de estudio.
   * Presentación, puede hacerse uso de objetos directamente o de sus representaciones
   * Comparación y abstracción es la transición de los detalles que comprenden a un agregado que ha sido objeto de análisis a la construcción que debe preceder a la formación del juicio.
   * Generalización permite la formación de juicios, proposiciones, reglas, definiciones, leyes o principios.
   * Aplicación es lo que la generalización construyo sirva para futuras situaciones.

   * Lección deductiva que tiene como ventaja el ligar, ampliar y extender el proceso inductivo.
   * Estudio de la lección.- Es el señalamiento de la materia y al trabajo de escritorio que el alumno debe llevar a cabo.
  * Desarrollo de la lección a la hora de clase.- se propone  lo siguiente para este paso
   * Los alumnos exponen los puntos que han estudiado
   * El maestro aclara los puntos difíciles
   * Se llagara por maestro y alumnos a la ilustración concreta de los detalles importantes
   * Ampliación del texto por medio de materia suplementaria
   * Resumen sistemático de lo estudiado y relacionarse los conocimientos anteriores de la clase.
   * Ejercicios derivados.- Aquí se asegura el funcionamiento de la experiencia como habito
  * Revisión de trabajos
  * Comprobación por reconocimiento o examen.- Es necesario comprobar periódicamente los resultados de la enseñanza
Esto es porque la escuela secundaria debe hacer que el alumno, ejercitando su propia actividad, investigue y descubra por sí mismo las verdades de la ciencia, para que los conocimientos de que se este modo adquiera, sean durables y se incorporen a su espíritu como convicciones propias.